Originario de la casa MacDonald Greenlees en el siglo XIX, es uno de los menos conocidos pioneros del whisky a nivel escocés y mundial.
Su éxito se puede explicar en parte por la atracción que causa su particular “botella craquelada”, produciendo una fuerte presencia en la mente del consumidor nacional a lo largo de los años. Según un estudio de mercado, su consumidor promedio comparte con la marca el carácter del éxito logrado con esfuerzo y con bajo perfil.
Con 6 años de añejamiento, es poseedor de un dulce sabor y aroma secamente ahumado, ampliamente valorado por el paladar nacional como una opción de alta calidad a un precio accesible.